EUROPA
PRESS
23 enero
2017
El especialista en Urología Funcional y Cirugía Reconstructiva
Urológica en el equipo de Urología del doctor Enrique Lledó
del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de
Madrid, Javier González, ha destacado las ventajas de utilizar la toxina
botulínica para tratar la incontinencia urinaria.
Se
trata de un problema que afecta al 23 por ciento de las mujeres españolas y que
puede ser de tres tipos: incontinencia de esfuerzo pura, incontinencia asociada
a urgencia miccional o la incontinencia mixta, que a
su vez asocia componentes de las dos primeras.
"Además,
todas estas formas de incontinencia pueden, a su vez, presentarse en la mujer
en el contexto de un prolapso de las estructuras y órganos contenidos en la
pelvis debido a un defecto de soporte propiciado por la relajación de los
músculos que constituyen el suelo pélvico, secundario al envejecimiento y la multiparidad", ha explicado el experto.
Este
problema se produce por la contracción involuntaria y desinhibida del músculo detrusor vesical, de origen primario o idiopático, en el
contexto de determinadas enfermedades neurológicas, o bien como consecuencia de
procesos inflamatorios, infecciosos y neoplásicos que afectan a la vejiga.
Una vez
identificada la causa subyacente, muchos de estos casos pueden abordarse
mediante tratamiento conservador, si bien en casos refractarios a tratamiento
farmacológico, se puede aplicar la inyección intravesical
de toxina botulínica.
Bloqueo de la placa motora
"La
finalidad de la inyección intravesical de bótox es el bloqueo de la placa motora que genera la
contracción del detrusor, evitando su actividad
desinhibida y controlando finalmente las pérdidas involuntarias de orina. Todo
ello mediante un procedimiento mínimamente invasivo, que habitualmente se
realiza bajo sedación anestésica y no es doloroso para el paciente, aunque, en
algunos casos son necesarias varias sesiones de tratamiento para lograr el
efecto deseado", ha comentado el experto.
Respecto
a la incontinencia de esfuerzo pura, la más frecuente en la mujer, el doctor ha
explicado que se produce por un déficit de soporte, de carácter variable, a
nivel de los músculos que sustentan los órganos de la pelvis, que condiciona,
de forma secundaria, un aumento de la movilidad uretral y una incapacidad, por
parte del esfínter urinario, para contrarrestar el efecto del incremento de
presión relacionado con actividades como el ejercicio físico o la tos.
El
abordaje terapéutico en estos casos es también variable, dependiendo del estado
de la paciente en el momento de la consulta. En concreto, las posibilidades
oscilan entre la rehabilitación funcional exclusiva de las estructuras
musculares que constituyen el suelo de la pelvis, hasta la cirugía transvaginal
de corrección, una intervención habitualmente sencilla y de rápida
recuperación.
"Los
cuadros de incontinencia mixta pueden requerir estrategias terapéuticas
combinadas que permitan modular los diferentes componentes de incontinencia
presentes en cada caso particular. De este modo, la existencia de prolapsos
pélvicos importantes puede hacer necesaria, además, una cirugía de
reconstrucción pélvica previa al tratamiento de la incontinencia", ha
zanjado.